martes, 17 de julio de 2007

ANTICAPITALISMO ROJO Nº14

Quema de banderas de EEUU y Reino Unido en Oriente Medio: una estampa familiar de los últimos tiempos

S U M A R I O 15 julio 2007

Editorial
EL CURSO DE LAS COSAS

Declaración de Anticapitalismo rojo
¡LIBERTAD PARA ARNALDO OTEGI Y TODOS LOS PRESOS NACIONALISTAS VASCOS!


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EL CURSO DE LAS COSAS



Atentados en Londres, Yemen, asalto a la Mezquita Roja en Pakistán, emboscadas en Afganistán, guerra civil en Palestina, situación límite en Irak, disturbios en Irán, crisis general en Oriente Medio…

Éstos son algunos colores que nos ofrece la paleta del capitalismo, para ilustrar el cuadro de la situación actual, camino de una guerra en el mundo árabe y de otra más lejana, pero mucho más mortífera, que se prepara entre las grandes potencias.

Desde los atentados de 2001 hasta hoy, las relaciones interimperialistas entre las principales potencias se han ido erosionando sin remedio (crisis terminal en el seno de la UE, aumento de la rivalidad comercial entre ésta y EE UU, recrudecimiento global del proteccionismo, creciente beligerancia económica, política y militar de una Rusia cuyo eje estratégico es ya su preparación, en todos los órdenes, para repeler una nueva agresión…), paralelamente, bien que no por efecto de ello, a la irrupción de un amplio movimiento antiimperialista de inspiración yihadista, del que ninguna fuerza conocida había calculado inicialmente su alcance e importancia.

Si quisiéramos averiguar, en su determinación más profunda, cuál es la base del agravamiento de todas estas relaciones, habría que situarlas, claro está, en el terreno económico de la revolución productiva iniciada años atrás, mas eso no significa, en modo alguno, todo lo contrario, que los marxistas despreciemos, en un cuadro de análisis del curso, la importancia del tempo propio de la esfera política respecto al sustento primigenio de ésta.

En un contexto de incertidumbre respecto al futuro económico, para la burguesía, y de espera de la crisis catastrófica, para los comunistas, bien que aún de relativas “vacas gordas” para el conjunto del mundo capitalista, podemos constatar, con ejemplos abrumadores, la cantidad de conflictos bélicos, in crescendo, que copan a diario las portadas de los principales periódicos.

Destaca, en primer lugar —haría falta estar ciego para no verlo—, la crisis del actual orden imperialista, desde América del Sur (donde las pulsiones antiimperialistas son canalizadas, por el momento, a través de la burguesía reaccionaria en distintos Estados) a África (en la que se extiende, cada vez con más fuerza, la “franquicia” Al Qaeda), sin hablar ya del caos imperial que se cierne sobre Oriente Medio.

Lejos de adherirnos sin más a la gran impresión que está causando esta crisis, sobre la cual algunos teóricos extienden la absurda idea de una guerra de mundos o civilizaciones, nosotros afirmamos, como hemos indicado en otros números, que los movimientos que la producen no llegarán a imponerse ni siquiera, probablemente, a tomar el poder en ninguno de los Estados contra los que operan. Lo importante a no perder de vista, por las consecuencias políticas que se derivarán de ello, para el proletariado y su vanguardia en los países avanzados, es que el elemento pequeñoburgués revolucionario, con una base de masas, presente e imborrable en todas esas luchas antiimperialistas, acompañará al sistema capitalista hasta el fin mismo de su dominación…

Ésa es una enseñanza, prácticamente confirmada de forma empírica, que nos coloca el presente de la lucha de clases ante los ojos. El antiimperialismo de los países atrasados es un aliado natural que el movimiento comunista, revolucionario, habrá de utilizar, sabiamente y sin prejuicios, en el futuro, propiciando, con ello, en primer lugar, el triunfo más eficaz de la revolución proletaria en el centro del mundo capitalista y, acto seguido, en todo el globo.

La segunda conclusión que se extrae de los acontecimientos presentes nos viene dada, a su vez, por la debilidad internacional de EE UU, patente en el auge sin freno de todos estos movimientos y favorecedora, al mismo tiempo, de que sus críticos reaccionarios (Chávez, Amadineyah, Fidel Castro, Corea del Norte… ) suban el listón de los desaires y afrentas a la primera potencia imperialista.

La imposibilidad de atender consecuentemente a todos los frentes, mientras permanece sin cerrarse la sangría sin fin de Irak, y la dramática situación, una vez estallase la crisis catastrófica, en la que se encontraría el Estado más poderoso del planeta, frente a sus competidores directos en el terreno económico —una UE y un Japón que no han cesado de pisarle terreno desde el final de la postguerra mundial—, con sus tropas repartidas, contestadas y atacadas, por medio mundo, están llevando a la vanguardia de la burguesía estadounidense a replantearse si no sería necesario sacrificar varios de sus pequeños frentes, a favor del refuerzo y apuntalamiento, para el futuro inmediato, del más importante de todos ellos.

Ahora que desde las propias filas del Partido Republicano se admite la posibilidad de retirar las tropas de Irak, no es descartable, bajo la presión de la situación, una decisión en firme de abandonar la línea del intervencionismo militar activo en Oriente Medio.

Los peligros y las consecuencias negativas de una decisión semejante son muy evidentes. Salir de Irak no solamente sería un signo de debilidad de EE UU, del que tomarían nota el resto de potencias competidoras (hasta sometidas a sus dictados) y los movimientos antiimperialistas, alrededor del mundo, sino que, en lo inmediato, dejaría las manos libres a Irán para intervenir imperialistamente en Irak, o/y a los talibanes el camino expedito que les llevaría, de nuevo, al poder en Afganistán. Pero, por mucho que esto último le duela, la conciencia política de la burguesía estadounidense sabe tan bien como nosotros que el enfrentamiento decisivo del que depende su estatus como gran potencia no se jugará en Irak ni escenario similar, sino en el choque económico, político y finalmente militar con las potencias capitalistas del Norte. Lejos de suponer ningún paso hacia el pacifismo, abandonar Irak, significaría, en ese sentido, una maniobra necesaria para mantener su capacidad ofensiva en el ratio más alto y no una rectificación de EE UU en la dirección “correcta y deseable” (como dirían los Chomsky o los Ramonet) para conseguir “un mundo en paz” o “mejor”.

Así pues, aunque la llamada línea “aislacionista” en política exterior fuera ya una de las pautas a poner en marcha progresivamente por el Gobierno Bush con anterioridad a los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, la marea pacifista que brindaría, exultante, por ésa y otras retiradas —veríamos aplaudirlas con entusiasmo a todas las fuerzas vivas del reformismo—, no dudaría en presentarlas incluso como fruto de su mismo activismo. Tales “festejos” serían, por tanto, un engaño venenoso contra el que los revolucionarios ponemos en guardia, por adelantado, a nuestra clase.

En cuanto a las luchas específicamente proletarias y anticapitalistas que hemos ido analizando en los últimos meses, vaya por delante una delimitación y un distanciamiento respecto a los elementos “comunistas” que se lamentan, cuando no se exasperan, al constatar que la lucha de clases proletariado-burguesía no ocupa el centro de la arena política: conforme a lo recabado del estudio de la historia reciente, nunca, salvo en periodos de convulsión revolucionaria o de movimientos puntuales de resistencia proletaria, dicha lucha ha sido el eje de la política cotidiana de la sociedad burguesa.

A pesar, pues, de los llantos fósiles del izquierdismo, en lo que va del nuevo siglo hemos asistido a la irrupción y bancarrota del anticapitalismo negro, a algunos estallidos proletarios, del viejo movimiento obrero, en la periferia y en el centro, de limitada importancia, y al pistoletazo de salida para el anticapitalismo rojo, que, desde otoño de 2005 en Francia, con los casseurs —incontrolables por el reformismo— y su unión, al año siguiente, en la calle, con los estudiantes de clase trabajadora, durante las movilizaciones contra el CPE (Contrato de Primer Empleo), marcan una tendencia a la politización (tal como se vio en las elecciones presidenciales y en la reacción a la elección de Sarkozy, en ellas, como Presidente de la República) del nuevo movimiento proletario.

Miramos a Francia, así pues, como el escenario anunciado, del próximo choque entre las clases. Los recientes gestos de Sarkozy anuncian ya la ruptura del eje francoalemán, pero también, internamente, el comienzo de la ofensiva para desalojar de escena todo el movimiento proletario en pie de guerra contra el ataque nuevamente anunciado, y sin precedentes en la Francia contemporánea, que se cierne sobre sus condiciones de vida. Lo que está por ver, en esta batalla cantada —en la que, de acuerdo con nuestro análisis del curso hacia la guerra, vaticinamos un resultado de tablas ( ni Sarkozy impondrá sus planes, ni la clase explotada romperá con el cuadro capitalista)— es si realmente el movimiento iniciado por los casseurs y seguido por otros sectores del joven proletariado, en las grandes ciudades, se extenderá internacionalmente o quedará limitado, como el anterior, al Estado francés. La confirmación de la extensión de la nueva lucha anticapitalista, en primer lugar, por el resto de Europa, sería el anuncio de que las condiciones políticas para la formación de una vanguardia comunista mundial han dado un paso trascendental en su maduración, a la par que la agonía bélica del mundo capitalista…


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ANTICAPITALISMO ROJO no es un órgano de opinión. Es un arma de lucha, un instrumento de organización propia de los proletarios, un medio de reunión de la vanguardia revolucionaria, consecuente, del anticapitalismo.
Para destruir al sistema y sus Estados, para derrotar al reformismo que los defiende:
¡Escríbenos y contacta con nosotros!
anticapitalismorojo@hotmail.com
Declaración de Anticapitalismo rojo

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¡LIBERTAD PARA ARNALDO OTEGI
Y TODOS LOS PRESOS NACIONALISTAS VASCOS!


El máximo portavoz del movimiento en prisión, cientos de presos alejados de su país, cientos de miles de ciudadanos privados de votar su opción electoral, continuas detenciones y represiones, alteración retroactiva de la ley para perseguir a no importa qué fuerza abertzale, para seguir encarcelando a quienes, una vez cumplida la condena, no dan la espalda a su pueblo…; ésta ha sido y es la respuesta del Estado español a los 27 meses de «alto el fuego permanente» ofrecidos por ETA, a la renovación explícita, por ésta, incluso tras el asesinato de Estado de Barajas (v. Anticapitalismo rojo núm. 3), de su intención de abrir una auténtica negociación con éste…
Allá donde hablan, el Estado español, la izquierda y la derecha burguesas, y todas las fuerzas reformistas a su servicio se llenan la boca de palabras de «paz», de deseos de «acabar con la violencia», de exigencias de «libertad»…
¡Hipócritas! ¡¡Criminales!! ¡¡¡Opresores!!!
Negáis al pueblo vasco su irrenunciable libertad a decidir su futuro, a autodeterminarse…
Represaliáis a quien combate por hacer efectivo ese inalienable derecho …
Con vuestros policías, con vuestros jueces, con vuestra prensa…, intentáis silenciar la voz de ese pueblo sojuzgado, que pisoteáis día tras día…
Y sois vosotros, ¡precisamente vosotros! —la clase dominante española, su Estado y sus secuaces—, vosotros que precisamente ejercéis el terror y la represión a raudales contra los explotados y oprimidos, ¡¡sois vosotros quienes clamáis contra la violencia mediante la que resiste, para el caso, el pueblo vasco!!
¡El proletariado español no puede, no debe ser cómplice de las tropelías reaccionarias que cotidianamente comete su propia burguesía, su propio Estado contra Euskadi! ¿Cómo podrían, entonces, llegar a liberarse, un día, los trabajadores españoles de sus propios opresores si siguieran consintiendo indefinidamente que éstos pisotearan los derechos de las masas vascas?…
¡Ningún pueblo puede ser libre oprimiendo a otro! ¡El proletariado no se emancipará tolerando esa opresión!
En Euskadi, en España, en el mundo entero sólo hay un auténtico camino hacia la paz, hacia la verdadera no-violencia. No es otro que el que conduce a la sociedad comunista de mañana, a un mundo sin capitalismo ni explotación; sin clases sociales, ni Estados ni fronteras. Puesto que la lucha por la revolución que hará realidad ese nuevo mundo se identifica con la lucha por la unidad del conjunto de la clase explotada por encima de cualquier tipo de fronteras y puesto que el primer combate a librar por la revolución proletaria, anticapitalista, no será otro que el que debe llevar a la destrucción efectiva del Estado de los explotadores, de los opresores, la emancipación del proletariado español y del proletariado vasco, del proletariado del conjunto de la Península, pasa insoslayablemente, entre otras cosas, por la defensa incondicional de los pueblos oprimidos contra esa cárcel histórica de naciones que es el Estado burgués español.
En concreto, con respecto a Euskadi, ahora que ETA ha sido empujada, de nuevo, a la acción; ahora, que la burguesía española y su Estado se aprestan a responder a los nuevos atentados (que ellos mismos han provocado con su represión) mediante la aplicación, de facto, de un nuevo estado de excepción en el País Vasco; ahora, más que nunca, es necesario que el proletariado —en particular, el proletariado español— alce su propia bandera, separándose inequívocamente de los intereses imperialistas de su propia burguesía:

Proletarios, proletarias, anticapitalistas…
¡Es hora de levantar vuestra propia voz, vuestras propias consignas!

En España…
¡Ningún frente unido con la imperialista burguesía española, con su Estado represor!
¡Autodeterminación para el pueblo vasco!
¡Libertad incondicional de asociación y de participación electoral de las masas vascas!
¡Libertad para todos los presos nacionalistas vascos!

En Euskadi…
¡Ninguna confianza, ningún frente unido con la burguesía vasca!
¡Organización independiente, como clase, del proletariado!
¡Apoyo incondicional, en la lucha común por la destrucción del Estado español,
al movimiento nacional de liberación del pueblo vasco!

En Catalunya y Galizia…
¡Adelante con los movimientos de liberación nacional
de los pueblos oprimidos por España!

Sí, el proletariado no tiene patria. Pero es de un cinismo atroz, es absolutamente ajeno a los intereses de la clase explotada; constituye, en suma, un mayúsculo crimen oportunista, cuando no ha devenido ya una de las más odiosas expresiones del reformismo, pretender hacer de la realidad histórica anteriormente citada una coartada que valide la represión que, ante nuestros ojos, despliegan las naciones opresoras sobre las oprimidas.
Más allá de cualquier otra consideración, el fin —forzado por la represión estatal— de la tregua de ETA evidencia la debilidad histórica del Estado español, el cual se halla lejos, muy lejos, del asentamiento democrático que ha permitido, a todo ello, al Reino Unido, si bien de ninguna manera resolver el problema del Ulster, sí restablecer transitoriamente la paz en dicho territorio.
Si la burguesía española y su Estado han demostrado, efectivamente, ser incapaces de sostener siquiera, de forma cohesionada, una negociación con ETA, ¡tanto peor para ellos! Eso quiere decir que es el momento de que no sólo la vanguardia comunista, sino, asimismo, la del nacionalismo revolucionario vasco extraigan la conclusión más palmaria de este hecho, a saber, que la emancipación de la nación vasca no será fruto ni, por supuesto, de la acción reaccionaria —dependiente, en realidad, de la de Madrid— de la burguesía vasca, ni tampoco de la presión abertzale, en sí misma, del tipo que sea, sobre el Estado español, sino de la alianza revolucionaria del movimiento nacional de liberación vasco no únicamente con el proletariado de su país, sino también, ineludiblemente, con el de las otras naciones y territorios que hoy componen España.
Los marxistas tomamos, a este propósito, la iniciativa de lanzar a los cuatro vientos, para quien quiera recogerla, la consigna que hoy podría galvanizar, en el nuevo curso de los acontecimientos que está a punto de abrirse tras la ruptura definitiva de la tregua de ETA, la movilización de las fuerzas de la totalidad del Movimiento de Liberación Nacional Vasco y de los sectores proletarios en condiciones de plantearse una solidaridad efectiva, al nivel que sea, con el anterior.
El grito unánime, común al nacionalismo y al proletariado revolucionarios, debiera resonar no sólo en las calles de Euskadi y en las siniestras cárceles de España, sino también allí, fuera del País Vasco, donde hay un proletario consciente, verdaderamente comprometido con los intereses generales, históricos, de su clase:

¡Libertad para Arnaldo Otegui y todos los presos nacionalistas vascos!
¡Adelante, hasta la autodeterminación, con los movimientos de liberación nacional
de Euskadi, de Catalunya, de Galizia!
¡Abajo el Estado capitalista español, cárcel de pueblos!
Anticapitalismo rojo
11 de julio de 2007



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ANTICAPITALISMO ROJO Y LA OPRESIÓN NACIONAL DE EUSKADI…

En el 20º aniversario del atentado de Hipercor…
MENTIRAS Y HECHOS DE UN CRIMEN DE ESTADO
Núm. 13, 01.07.2007

Fin de la tregua de ETA
HIPOCRESÍA Y DEBILIDAD DEL ESTADO CAPITALISTA ESPAÑOL
Núm. 12, 15.06.2007

De Juana, excarcelado
UNA VICTORIA REVOLUCIONARIA
Núm. 6, 15.03.2007

Tras el asesinato de Estado en Barajas
¿A DÓNDE VA LA CUESTIÓN VASCA?…
Núm. 3, 31.01.2007
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Sumarios de Anticapitalismo rojo

Núm. 13 (01.07.2007) > Hamás arrolla en Gaza. ¡Viva la Palestina antiimperialista!
Ø Casseurs: del voto a la abstención en las elecciones francesas. A la espera del nuevo y mayor choque, lección de política anticapitalista
Ø ¡Dejad que los muertos descansen en paz! La Resistencia anticapitalista de 2001 y la de hoy
Ø Memoria anticapitalista. En el 20º aniversario de Hipercor… Mentiras y hechos de un crimen de Estado

Núm. 12 (15.06.2007) > Fin de la tregua de ETA: Hipocresía y debilidad del Estado capitalista español
Ø ¿Vuelve el anticapitalismo negro?… El tiempo de las contracumbres ha caducado
Ø Tribuna anticapitalista: A propósito de la propuesta de una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes… El Partido y el movimiento proletario de masas

Núm. 11 (01.06.2007) > Elecciones burguesas y anticapitalismo
Ø Al Fatah: Así se lucha contra un pueblo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Para defender consecuentemente a los trabajadores inmigrantes hace falta una organización consecuentemente anticapitalista

Núm. 10 (15.05.2007) > ¡Atención a Francia!
Ø Tesis. La cuestión saharaui y los proletariados marroquí y español
Ø ¿Por qué hay que defender, quién defiende y quién no a Núria Pórtulas?…

Núm. 9 (01.05.2007) > Las elecciones francesas señalan el curso
Ø 1 de mayo: ¿manifestaciones anticapitalistas?…
Ø Tras los atentados de Al-Qaeda en el Magreb… Declaración de Anticapitalismo rojo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Continúa el debate

Núm. 8 (15.04.2007) > A los 50 años de su fundación… Crisis agónica de la UE
Ø Metro de París: nueva irrupción del anticapitalismo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Una reflexión marxista

Núm. 7 (31.03.2007) > La caída de las Bolsas anuncia el crash que se acerca
Ø Irak: cuatro años de ocupación… La guerra, la paz y los proletarios del mundo
Ø ¿China capitalista?… ¿Cuándo dejó de serlo?…
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Se inicia el debate… Nos escribe un compañero inmigrante

Núm. 6 (15.03.2007) > Italia: el nauseabundo olor del fascismo
Ø De Juana, excarcelado: una victoria revolucionaria
Ø Tribuna anticapitalista: Carta abierta por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes

Núm. 5 (31.03.2007) > Encuentro del Fórum Social en Nairobi
Ø Siete tesis marxistas sobre Kosovo
Ø Tribuna anticapitalista: un saludo, una propuesta

Núm. 4 (15.02.2007) > ¿«Por una vivienda digna»?… ¡Asambleas anticapitalistas por el acceso a la vivienda!
Ø La revolución comunista de mañana y los países no avanzados. (I…) Un trabajo necesario
Ø Biblioteca roja. Anti-Negri. Libro Primero. El padre filosófico del nazismo, Friedrich Nietzsche, y su amigo “anticapitalista” Antonio Negri

Núm. 3 (31.01.2007) > Tras el asesinato de Estado de Barajas: ¿A dónde va la cuestión vasca?…
Ø Anarquismo y comunismo
Ø Biblioteca roja. Anarquismo y comunismo. Ayer y hoy
Ø Diferencias entre el anarquismo y el comunismo

Núm. 2 (15.01.2007) > Contra el engaño de «la paz» en Palestina ¡Adelante con la guerra revolucionaria!
Ø Entrevista con I. Rodas: ¿Para qué un Anti-Negri?…
Ø Memoria roja: El asesinato de Rosa Luxemburg

Núm. 1 (01.01.2007) > El nuevo anticapitalismo. Vive les casseurs!
Ø ¿Adónde va la guerra de Irak y por qué nos importa a los anticapitalistas?…
Ø Movimiento okupa. Entre el reformismo y el anticapitalismo
Ø Hemos leído… Anti-Negri. Libro Primero. Crítica de la filosofía y la economía críticas

lunes, 2 de julio de 2007

ANTICAPITALISMO ROJO Nº13

Milicias palestinas de Hamás en Gaza

Sumario 1 julio 2007
Editorial
Hamás arrolla en Gaza
¡VIVA LA PALESTINA ANTIIMPERIALISTA!

Casseurs: del voto a la abstención en las elecciones francesas
A LA ESPERA DEL NUEVO Y MAYOR CHOQUE,
LECCIÓN DE POLÍTICA ANTICAPITALISTA

¡Dejad que los muertos descansen en paz!
LA RESISTENCIA ANTICAPITALISTA DE 2001 Y LA DE HOY

Memoria anticapitalista
En el 20º aniversario del atentado de Hipercor…
MENTIRAS Y HECHOS DE UN CRIMEN DE ESTADO

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Hamás arrolla en Gaza
¡VIVA LA PALESTINA ANTIIMPERIALISTA!



En Anticapitalismo rojo hace bastante tiempo que veníamos hablando de la guerra civil que se desataría en Palestina cuando todo el mundo político miraba hacia Irak, como foco de actualidad, o se limitaba a repetir las mismas consignas muertas que se aplican con plantilla, sobre el caso palestino, desde hace décadas.
Nuestro acierto, que ya nadie puede maquillar —el de la guerra armada entre las dos fuerzas palestinas gobernantes, la burguesa reaccionaria de Al Fatah, colaboradora del imperialismo, y la pequeñoburguesa revolucionaria de Hamás, enfrentada, hasta hoy, con éste—, así como algunos otros de los que se puede tener constancia repasando nuestros artículos, no son, empero, atribuibles a genialidad individual o colectiva alguna de los redactores de esta publicación. Las predicciones y tomas de posición que venimos desplegando desde el primer número de Anticapitalismo rojo se asientan en la proyección científica que nos proporciona el marxismo real —ciertamente desconocido por las adulteraciones que sufrió a manos de la pasada contrarrevolución—, enfrentado a todas las concepciones ideológicas del mundo y de la sociedad que emanan de la práctica totalidad de las fuerzas políticas en escena.


El nuevo episodio de la toma del poder en Gaza por Hamás nos obliga, ahora, habiendo analizado, en detalle, todos los acontecimientos, declaraciones y tomas de posición que se han ido produciendo, al respecto, en estos días, de sus protagonistas, a subir un peldaño en nuestro análisis y predicción materialista.
Por un lado, podemos observar que la diferencia en cuanto a la naturaleza de clase entre Hamás y Al Fatah ha llegado al punto donde, en última instancia, se verifica y dirime, empíricamente, dicha realidad, en la arena social e histórica: el enfrentamiento armado.
Por supuesto, no todo conflicto que oponga a dos fuerzas, por las armas, en el transcurso de cualquier guerra civil, o de otro tipo, presentará, de por sí, o por definición, un bando revolucionario como origen del enfrentamiento. Claro que no. Los partidos enfrentados por la vía armada pueden ser completamente reaccionarios y servir, en realidad —tal es el caso, por ejemplo, de la pasada guerra entre Hezbolá y el Ejército de Israel (aunque no de la que se libra actualmente entre el Ejército del Líbano y Fatah Al Islam)—, a intereses de regímenes burgueses, absolutamente respetuosos con el orden imperialista internacional, que promueven o manejan dichos conflictos a su gusto.


En el caso de Hamás, no vamos a insistir en desbaratar, otra vez, en este número, la cretina estupidez democrática que usa la religión como discriminante político de los partidos en escena. El cretinismo de semejante proceder aplicado, por ejemplo, coherentemente, al Líbano, nos situaría ante una alianza, de facto, entre Hezbolá y Fatah al Islam cuando, en realidad, se están enfrentando, en tierras libanesas, con morteros y fusiles en la mano, como aparato de Siria el primero —que da soporte y controla, de hecho, unidades enteras del Estado libanés—, y como fracción palestina de Al Qaeda, el segundo.


Pero, volviendo al tema que nos ocupa. Hamás es, hoy por hoy, la principal fuerza que encarna la naturaleza de la lucha antiimperialista que lleva a cabo, por necesidad, la inmensa mayoría de las masas palestinas. Las pruebas son más que evidentes. Ostracismo internacional de sus líderes, condena unánime a cada una de sus acciones o decisiones (a pesar de haber ganado ampliamente las últimas elecciones democráticas) y boicot económico y diplomático, por parte de los principales agentes del orden imperialista, a las zonas bajo su influencia. Desde la franja de Gaza, conquistada recientemente, manu militari, por Hamás, ante el acorralamiento social y la deserción de los líderes de Al Fatah, se sigue sin reconocer al Estado de Israel, y ésa, por encima de todas las demás posiciones programáticas o políticas, es la línea roja que, en el caso de Hamás, permite seguir la pista de su asentamiento actual en el campo de las fuerzas, no dependientes de ningún Estado, que luchan contra el imperialismo.


Este hecho no nos impide, sin embargo, a los marxistas, tomar nota, de la inconsecuencia revolucionaria y de las contradicciones que embargan, con todo, a esta fuerza, que no son pocas. El carácter pequeño burgués, vacilante y semiestatal (con responsabilidades de Gobierno, imposibles de desarrollar, a la larga, sin entrar en relación con los mismos Estados que sostienen el orden contra el que lucha) de Hamás le priva de la audacia y de los reflejos genuinamente revolucionarios, que, en una situación similar, desplegaría, una organización comunista, determinada, además, por una dirección internacional de la que carece, hoy y en el futuro, la clase que sirve de base al movimiento palestino.


Sus vacilaciones se verifican perfectamente en el miedo que muestra de pasar a la ofensiva, en Cisjordania —donde Al Fatah es aparentemente más fuerte que en Gaza—, ahora que el principal partido de la burguesía palestina reaccionaria se ha quitado finalmente la careta pidiendo auxilio hasta al propio Israel. Mientras los líderes de Al Fatah usan un lenguaje belicista de “liquidar a Hamás”, la cúpula dirigente del partido pequeñoburgués se afana en sembrar ilusiones sobre un nuevo “pacto nacional” que, en el medio plazo, no va llevar más que a un debilitamiento, si no es a la completa desaparición de su ventaja actual.


Esto se lo recuerda, insistentemente, Al Qaeda, quién, en su último comunicado, por boca del propio Al Zawahiri, ofrece a Hamás —a quien ha fustigado, en el pasado, sin contemplaciones, por todas sus incoherencias, bajo el ropaje ideológico que le es propio—, un pacto (como fuerza antiimperialista que aún es, o para intentar apurar su anclaje revolucionario) para salir del atolladero y enfrentarse, de una vez por todas, de forma resuelta, a Al Fatah e Israel…
Veremos en qué queda todo. Bien que lo más probable es que Hamás rechace dicha alianza en medio del asedio económico y la presión internacional de la que es víctima, la previsible ofensiva de Israel sobre Gaza (confiriendo y reconociendo, a toda prisa, una ficción de Estado Palestino en Cisjordania) podría precipitar los acontecimientos dando mayor fuerza a la fracción izquierdista de Hamás que no es la que lleva hoy las riendas…


Este panorama, que en principio parece positivo, desde el punto de vista del desarrollo y debilitamiento del orden imperialista (con lo que tiene objetivamente de revolucionario para el desgaste de los principales Estados imperialistas del Norte, ahí donde el proletariado concentra su vanguardia de choque revolucionario) no nos impide ver tampoco a los marxistas que la perspectiva inmediata en la zona, —¡libres estamos de las utópicas ilusiones antiimperialistas!— no tiene nada de rosa. Entronca, más bien, aunque a otro nivel y con unas distancias considerables, pero delatoras del curso actual, con las pulsiones naturales del mundo capitalista hacia su futura tercera guerra imperialista mundial.


En este sentido, el problema palestino, sigue, sí, haciendo crecer la temperatura que aumenta la levadura explosiva de todo Oriente Medio, sumido en una vorágine de movimientos antiimperialistas que van ganando en fuerza a la vez que preocupan, cada vez más, a las élites burguesas de los Estados Árabes. Pero dicho enconamiento, no se va a resolver, en el medio plazo, por revoluciones lideradas por tales movimientos. El desenlace inmediato, en la zona, pasa por el único camino que les queda a las burguesías colaboradoras, críticas o no, con el orden imperial, puestas en la picota, justamente, por ese antiimperialismo consecuente que representan Al Qaeda y movimientos yihadistas similares en cada uno de esos Estados. Hablamos de la exacerbación de su retórica antisionista, cuando no antijudía, construida durante décadas por los Estados árabes, de mano de la cual se ha de preparar la movilización y el sostén popular, de masas, para una inmediata guerra reaccionaria, imperialista, entre los principales Estados de la zona. Así lo delatan, entre líneas, las declaraciones tanto de Mamud Amadineyah, cuando afirmó, significativamente, que «ha empezado la cuenta atrás para la destrucción del Estado de Israel» o del Rey de Arabia, Abdalá Bin Abdelaziz Al Saud, acerca de que «el conflicto en Oriente Medio puede provocar un estallido mundial»…

Ni “por la nación Árabe”, ni siquiera “por el pueblo palestino”, ni por ninguna entelequia, malsonante o ilustrada, apoyaremos los comunistas una guerra de semejante naturaleza y envergadura. Lo cual en nada cambia nuestra posición a la hora de considerar a Hamás, hoy por hoy, hasta que nada demuestre lo contrario, como la fuerza antiimperialista palestina que es necesario defender delante del bloqueo y de otros males mayores que se preparan contra ella. Una toma de posición diametralmente opuesta a lo que promulgan, en estos momentos, todas esas fuerzas reformistas, de izquierda, que se han llenado la boca, durante décadas, con la defensa del pueblo palestino y que callan hoy, miserablemente, ante la represión de Hamás. Hablan de restablecer la paz entre palestinos, cuando de lo que se trata es de todo lo contrario: acabar, de una vez por todas, con la quintacolumna del imperialismo Israelí y estadounidense en el movimiento nacional palestino...

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Casseurs: del voto a la abstención en las elecciones francesas
A LA ESPERA DEL NUEVO Y MAYOR CHOQUE,
LECCIÓN DE POLÍTICA ANTICAPITALISTA

La prensa burguesa lo ha reconocido incrédula, sin acertar a dar explicación alguna del insólito hecho:

Al casi 85 % de participación de la segunda vuelta de las presidenciales [francesas], el 6 de mayo, le siguió el domingo [el 10 de junio pasado] una abstención de cerca del 40 %, un récord en una primera vuelta de legislativas en la historia de la V República (El País, 12.06.2007, p. 2).

Finalmente, la abstención registrada en la segunda vuelta de dichas elecciones legislativas alcanzó el 40,01 %, frente al 15 % de abstencionistas registrados, apenas un mes antes, en las elecciones presidenciales, o lo que es lo mismo, más de 10 millones de franceses que votaron en las primeras elecciones no lo hicieron en estas últimas…
¿Cómo se explica este súbito giro del voto a la abstención, cuya base, para más inri, se sitúa, claro está, en los barrios más populosos de las grandes ciudades?…
Estupefactos, los análisis de la clase dominante guardan silencio al respecto. Sin embargo, la explicación está ahí, al alcance de cualquier trabajador consciente. Anticapitalismo rojo la había, de hecho, avanzado, en su momento. En efecto, haciendo balance de la primera vuelta de las presidenciales, escribíamos:

Quédense los doctrinarios, repletos de pedante suficiencia, con ese voto masivo de la juventud proletaria de los suburbios a Royal. Es tan prestado, en realidad, como el de los fascistas del FN a Sarkozy. Más aún, porque mientras el voto útil de la extrema derecha a Sarkozy emplaza a éste a desarrollar las tareas definidas por Le Pen sin reventar aún el cuadro democrático burgués vigente, el voto proletario masivo de las banlieues, lejos, ante todo, de expresar confianza en una izquierda y extrema izquierda que, desde hace ya décadas, no osan poner los pies en ellas, supone objetivamente la renovación pública de la declaración de guerra social que, en otoño de 2005, tuvo lugar entre la juventud de las capas más desfavorecidas del proletariado y el Estado capitalista, no importa de qué color, no importa quién lo gobierne («Las elecciones francesas señalan el curso», Anticapitalismo rojo núm. 9, 1 de mayo de 2007, p. 6).

En otras palabras, estas elecciones demuestran que, a diferencia del ya extinto anticapitalismo negro del pasado, el anticapitalismo de la actualidad, el anticapitalismo de los proletarios de los suburbios franceses, no le hace ascos a la política. Por el contrario, ha nacido y se desarrolla con ella, sin entregar jamás su futuro a partido alguno —de derecha o de izquierda— de la burguesía. Y, en este proceso, que los jóvenes proletarios de los suburbios, los casseurs, hayan concedido su voto hoy a Royal no es más que un episodio, necesario, inevitable, de su maduración política como movimiento anticapitalista […] (ib.).

En definitiva, el voto masivo de las presidenciales significaba, ante todo —explicábamos— la decisión de los casseurs y, más en general, de las capas más explotadas del proletariado, de «aceptar, valiente y públicamente, el reto lanzado por la clase dominante [mediante Sarkozy] a través de estos comicios» (ib., p. 5). Prueba concluyente de que esto era así, de que, con aquel voto, el nuevo anticapitalismo no sostenía a fuerza alguna de la clase capitalista o de los servidores reformistas de ésta, ha sido, a la postre, la reciente abstención, que ha negado el apoyo del grueso de los explotados a todos y cada uno de los candidatos burgueses.
Lo auténticamente relevante es que, contra las cretineces ácratas que desarmaron al anticapitalismo negro tanto el voto de ayer como la abstención de hoy constituyen sendas acciones de un movimiento que se adentra en la política.
Piensa el anarquismo, con su beatitud antiestatal, que la política, toda política, es malvada, corrompe… Piensa el izquierdista, el ideólogo, el sectario, que el voto, todo voto, es una traición a la causa de los explotados. ¡Menuda lección de política anticapitalista acaban de darle nuestros casseurs a esos doctos y selectos señores! Votando, primero, en las presidenciales, para hacer patente que esperan, a pie firme, la acometida de Sarkozy contra las condiciones de supervivencia, ya precarias, de la clase explotada; absteniéndose, después, para dejar claro que ya no conceden el menor crédito a los reformistas de todo pelaje, los casseurs y el resto de la juventud proletaria con la que convergen en la lucha señalan el camino de una acción política propia del proletariado, que, en el desarrollo revolucionario de mañana, está llamada a acabar poniendo en la picota el poder burgués y a asentar, en lucha directa por la destrucción del Estado capitalista, las bases de masas del propio poder de la clase oprimida, de la dictadura revolucionaria del proletariado contra los explotadores.
El nuevo choque social está servido en Francia. La nueva generación proletaria, los casseurs, no lo rehuirán. Pero no lo afrontarán contando únicamente con su comprobada combatividad. Desplegarán también, en él, artes de su propia política, la política anticapitalista. Será una escuela para todos los anticapitalistas del planeta.

L. Sánchez 27 de junio de 2007




¡Dejad que los muertos descansen en paz!
LA RESISTENCIA ANTICAPITALISTA DE 2001 Y LA DE HOY


Según el «setmanari de comunicació» directa, el pasado sábado 9 de junio tuvo lugar, en Barcelona, con la asistencia de unos 300 participantes, una «marcha tras una pancarta con reivindicaciones anticapitalistas» (Jesús Rodríguez: «Encuentro de los más poderosos del planeta. Las acciones y manifestaciones llegan a los cinco continentes», directa, núm. 53, p. 5). En una de las fotografías que acompañan la crónica —la dedicada a la manifestación de Barcelona—, puede leerse, efectivamente, una pancarta que reza: «Resistencia Anticapitalista». La pregunta es, pues, obligada, para los anticapitalistas revolucionarios que, hace ahora seis años, justamente en junio de 2001, apoyamos, sin condición previa de ningún tipo, hasta su súbita desaparición de escena, el movimiento que, precisamente bajo la denominación Resistencia Anticapitalista, llegó a congregar, en marzo de 2002, en las Ramblas de Barcelona, al margen de no importa qué fuerza reformista, a varios miles de jóvenes antisistema, llegados de diversos puntos del planeta para combatir no sólo a tal o cual institución capitalista, sino al capitalismo mismo y al conjunto de sus lacayos reformistas.
En el libro El movimiento anticapitalista y el Estado —cuya lectura recomendamos, de paso, vivamente, a todo anticapitalista consciente—, desde la perspectiva del anticapitalismo consecuente, del marxismo, presentábamos, como sigue, a la Resistencia Anticapitalista de 2001:

Barcelona, 24 de junio de 2001, 12,45 h: la manifestación [antiglobalizadora], convocada bajo el lema «Otro mundo es posible», por más de 350 entidades, cuyo arco político se extiende desde las ONG hasta el grueso de los partidos y sindicatos de izquierda y extrema izquierda —de trayectoria «pacífica» y «responsable» reconocida públicamente el día anterior, como aval de la autorización de la manifestación, por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña—, sigue sin emprender su marcha, 45 minutos después de haberse constituido su cabeza y de que todas las fuerzas participantes hayan ocupado su lugar. Mientras que un helicóptero policial sobrevuela ininterrumpidamente la parte trasera de la protesta, es fácil de adivinar, justamente bajo los círculos trazados por el aparato, la causa del retraso en el comienzo del desfile, la misma que, según la policía, justificará, más tarde, su carga indiscriminada contra los numerosos manifestantes, todavía concentrados, minutos después de la conclusión de éste…
Los causantes involuntarios del retraso son unos centenares de jóvenes de ambos sexos, de innegable estampa de hijos de barrios proletarios y resueltos y concentrados gestos. Agrupados tras la pancarta —sostenida por miembros del movimiento, algunos de ellos ocultos tras máscaras— que luce el nombre que ellos mismos han escogido para desafiar al sistema, «Resistencia Anticapitalista», su cortejo alza también otra, escrita en catalán, lema central de su campaña que resume el sentir que les une: «¡Al capitalismo no se le reforma, se le destruye!». La presencia allí de esos jóvenes no obedece, desde luego, como demuestran inequívocamente los términos de su propia convocatoria, a comunión alguna con quienes desfilan para solicitar la reforma del capitalismo:
«Bloque anticapitalista en la manifestación contra el BM. Resistencia Anticapitalista convoca a la manifestación unitaria contra el BM, formando un bloque opuesto a las entidades reformistas perpetuadoras del sistema capitalista» (Ignacio Rodas: El movimiento anticapitalista y el Estado, Curso, Barcelona, 2001, pp. 23-24).

¿Puede reconocerse en esta “Resistencia Anticapitalista”, inopinadamente resucitada hoy, que desfiló pacíficamente, a cara descubierta, «como si se tratara —siempre según la crónica citada de directa— de un rebaño de ovejas», entre consignas antiglobalizadoras y antineoliberales de «No al G8» y carteles que convocaban a «la lucha antineoliberalista», a la aguerrida Resistencia de ayer que, a cara tapada, impugnaba, con sus hechos, sus escritos y sus convocatorias antisistema al capitalismo?… ¿Puede reconocerse en estos manifestantes de ahora —víctimas propiciatorias de la represión policial— aquel movimiento de entonces que, con tanto orgullo, declaraba mientras hacía trizas, desafiando al reformismo, los símbolos del sistema:

No sólo estamos contra el BM, OMC y FMI, estamos contra cualquier expresión del capitalismo.
No sólo estamos contra el trabajo precario, estamos contra el trabajo asalariado.
No sólo estamos contra el fascismo, estamos contra la democracia.
No sólo estamos contra la ley de extranjería, estamos contra patrias y fronteras.
No sólo estamos contra la globalización estamos contra todo lo que caracteriza a este decadente sistema.
No luchamos por humanizar el capitalismo, sino para acabar con él (ib., p. 26)?…

No; ningún anticapitalista en su sano juicio reconocerá en esta reciente manifestación, con modales y lemas ciudadanos, que el pasado 9 de junio recorrió, flanqueada por la policía, algunas calles de Barcelona, las combativas y declaradas manifestaciones antisistema protagonizadas, en esta misma ciudad, por la Resistencia Anticapitalista, hace unos años. Se dice que la historia se repite como farsa y lo cierto es que la Resistencia Anticapitalista, tras ser desalojada de la escena social, a causa de su debilidad política frente al reformismo, en 2002, tras haber defraudado la esperanza que llegaron a poner en ella, en marzo de ese mismo años, esos varios miles de jóvenes antisistema que acudieron a su convocatoria, al igual que fue desalojado, por esas mismas fechas, su hermano mayor, el Black Bloc —derrotado, en toda la regla, por los aparatos reformistas antiglobalizadores, tras Génova de 2001, con la ayuda de los prejuicios anarquistas apolíticos y anticentralizadores de los que adolecía su anticapitalismo negro—, no puede ni podrá reaparecer si no como la caricatura reformista de sí misma. Si, ayer, el oportunismo, la connivencia oculta con el reformismo, de quienes, más allá de sus ademanes antiautoritarios, la dirigieron férreamente hasta liquidarla, la abocaron al desastre, hoy, su trasnochada reedición —más que probablemente de la mano de los mismos que, hace seis años, acabaron con ella sin sentirse obligados siquiera a realizar balance de lo sucedido— sólo puede tener lugar, tal como demuestra la citada manifestación de Barcelona, en clave reformista, como voz crítica de la conciencia de los despojos del movimientos antiglobalizador.


Si, en 2001, tal como se avanzaba premonitoriamente en el libro ya mencionado, «bajo el fuego de la represión estatal capitalista, corregida y aumentada con la incorporación activa, paulatina, que veremos, a ella, por parte de las fuerzas reformistas de todo tipo —ortodoxas y heterodoxas, oficiales y alternativas—» y «sin una situación objetiva de la lucha de clases que» permitiera «vislumbrar el surgimiento en su seno de una vanguardia revolucionaria capaz de librarle del trabajo de zapa, en el interior de sus propias filas, del ala más radical de tales fuerzas de la burguesía», la suerte de la Resistencia Anticapitalista y del mismísimo Black Bloc no podía «ser más incierta», su lucha no fue, por ello, en modo alguno, vana (ib., p. 145). Preparó el terreno, por el contrario, de la superación de aquellos «episodios de resistencia» «por otros más amplios y consecuentes, de más profundas conclusiones» (ib.), como los recientemente vividos, en Francia, de la mano de los casseurs.


En efecto, cambiando la bandera negra y el apoliticismo ácrata por la bandera roja, que siempre fue distintiva del comunismo, y la acción política declarada —por ejemplo, votando masivamente, en las elecciones presidenciales de abril de 2007, en Francia, a la vez que se reiteraba abiertamente la amenaza de volver a prender el incendio social en los suburbios y las grandes ciudades del país—, el nuevo anticapitalismo de los casseurs y de los estudiantes hijos de familias trabajadoras que, fuera de todo cuadro reformista, se reunieron, en las calles de las mayores poblaciones francesas, vela sus armas a la espera de un próximo choque, que parece inevitable, contra el Estado capitalista dirigido, ahora, por Sarkozy. Cuanto de verdadero anticapitalismo pudiera haber en la mencionada manifestación del pasado 9 de junio en Barcelona no puede mirar hacia atrás; debe mirar, por el contrario, hacia ahí, hacia los jóvenes proletarios franceses, rojos y políticos, prestos a lanzarse, en breve, a un nuevo enfrentamiento contra el capitalismo y su Estado. Esta vez debieran contar, desde el principio, con el apoyo explícito de sus camaradas anticapitalistas del resto de países, puesto que, al fin y al cabo, ¡todos somos casseurs de este sistema! ¿Será, para tratar de evitarlo que los oportunistas de ayer —los reformistas de hoy— que dieron al traste, en su día, a fuerza de maniobras e intrigas inconfesables, con la Resistencia Anticapitalista, se plantean hoy profanar su cadáver?…

¡FUERA LAS MANOS DE LA RESISTENCIA ANTICAPITALISTA!
¡ADELANTE CON EL ANTICAPITALISMO!
¡ATENCIÓN A FRANCIA!
¡TODOS SOMOS CASSEURS DE ESTE SISTEMA!
I. Rodas
26 de junio de 2007

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Compañero, compañera; proletario, proletaria; anticapitalista:

ANTICAPITALISMO ROJO no es un órgano de opinión. Es un arma de lucha, un instrumento de organización propia de los proletarios, un medio de reunión de la vanguardia revolucionaria, consecuente, del anticapitalismo.

Para destruir al sistema y sus Estados, para derrotar al reformismo que los defiende:
¡Escríbenos y contacta con nosotros!
anticapitalismorojo@hotmail.com
¡TODOS SOMOS CASSEURS DE ESTE SISTEMA!
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El nuevo movimiento anticapitalista en Anticapitalismo rojo…

El nuevo anticapitalismo. Vive les casseurs!
Núm. 1, 01.01.2007

Metro de París. Nueva irrupción del anticapitalismo
Núm. 8, 15.04.2007

Las elecciones francesas señalan el curso
Núm. 9, 01.05.2007

¡Atención a Francia!
Núm. 10, 15.05.2007

Elecciones burguesas y anticapitalismo
Núm. 11, 01.06.2007

¿Vuelve el anticapitalismo negro?… El tiempo de las contracumbres ha caducado
Núm. 12, 15.06.2007

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Ignacio Rodas
El movimiento anticapitalista y el Estado

Escrito en 2001, en el punto culminante del anticapitalismo contracumbres, negro, de ideas anarquistas, el libro, que incluye significativos documentos del movimiento, proporciona toda una fundamentación científico-revolucionaria del papel histórico que está llamado a desempeñar el anticapitalismo contemporáneo.

edcurso@edicionescurso.com www.edicionescurso.com

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Memoria anticapitalista

En el 20º aniversario del atentado de Hipercor…
MENTIRAS Y HECHOS DE UN CRIMEN DE ESTADO


Ahora que se cumplen veinte años de la masacre de Hipercor, en una coyuntura marcada por el fin de la tregua de ETA, el conjunto de instituciones y medios de comunicación al servicio del sistema ha aprovechado la efeméride de aquel atentado para inyectar una nueva dosis de veneno ideológico —“homenaje a las víctimas”— en su habitual campaña desinformadora de las masas trabajadoras.
El 16 de junio de 1987, nos recuerdan dichos medios, estallaba un coche-bomba en Barcelona, en el parking del supermercado Hipercor, produciendo la muerte de 21 personas y más de 40 heridos. Entre ellas —tal como se afanan en resaltar— figuraban cuatro niños y distintos trabajadores del centro. ETA, aseguran, llevó, a cabo, por vez primera, un acto de crueldad indiscriminada eligiendo como blanco un edificio repleto de gente humilde, de niños y de población trabajadora en general.


ETA «atenta contra trabajadores», ETA «mata niños», ETA «asesina inocentes»… Hipercor vino a demostrar, insiste machaconamente la prensa burguesa, que la organización armada atenta, en los hechos, tanto contra obreros como contra funcionarios policiales y militares del Estado —un argumento repetido, al unísono, ayer y hoy, por todo el espectro político de la burguesía, desde la derecha a la extrema izquierda—. «Todos somos objetivo de ETA» reza la manipuladora frase que, desde entonces, los aparatos ideológicos emiten y adjuntan, cada dos por tres, en cada condena de la violencia etarra.


¿Pero qué fue lo que realmente sucedió la tarde del 16 de junio de 1987 en el Hipercor de Barcelona? ¿Qué es lo que la inmensa mayoría de la masa ciudadana desconoce, al respecto del caso, aun hoy en día?
Se desconoce ampliamente, por ejemplo, que ETA avisó de la colocación del explosivo, con insistencia, mediante tres llamadas —a la policía, al diario Avui y al propio Hipercor— en un espacio de dos horas. Se ignora igualmente que, durante todo ese tiempo, la policía, que se personó y permaneció, acto seguido, en las inmediaciones del supermercado (como si hubiera recibido la orden de restar a la espera) se limitaba a decir a los curiosos que “siguieran con lo suyo”. Las llamadas en nombre de ETA, sobre todo la del diario Avuí —usado en más de una ocasión en avisos de este tipo tanto por ETA como por Terra LLiure en los años 80—, no dejaba lugar a dudas sobre la veracidad de los avisos, pero, aun así, no se produjo el desalojo del edificio, ni siquiera la inspección del mismo, por parte de la policía, como reconoció el entonces ministro de Interior José Barrionuevo, en su comparecencia parlamentaria durante una sesión de control:

Tan pronto como la empresa tuvo noticia de la amenaza de bomba, reunió a los miembros de su servicio de seguridad y les ordenó que efectuasen una inspección en busca de paquetes, bultos u objetos sospechosos, habiéndose inspeccionado, por el jefe de equipo, junto con dos compañeros más, las plazas de «parking» existentes, sin haber detectado nada en ellas que infundiera sospechas.
Segundo, ante sus indagaciones al momento de su llegada, no se inició la intervención policial para efectuar una inspección general del centro de trabajo, ya que, además, en ese momento había transcurrido la hora indicada para la explosión del artefacto anunciado (Diario de sesiones del Congreso de los Diputados, 29 de junio de 1987).

Por lo demás, de las declaraciones a la prensa de numerosos testigos se deduce que las dotaciones policiales estuvieron a la espera de nuevas órdenes, fuera del edificio. Directrices que no llegaron hasta que casualmente –esto, por lo que se puede deducir también, sí que les llegó— recibieron la orden de retirarse de Hipercor cinco minutos antes de que se produjera la deflagración…


Los medios próximos a la izquierda abertzale afirman, por su parte, que el plazo dado desde el primer aviso fue de hora y media. Se dice también que se avisó de que nadie se acercara al garaje e, incluso, numerosas fuentes señalan que se precisó el coche donde se escondía la bomba. Hay, por otra parte, múltiples versiones sobre el número de llamadas (de lo que no cabe duda es que, como mínimo, fueron tres) y de las horas y plazos en que se realizaron. No obstante, toda la prensa capitalista recoge, como era de esperar, en el 20º aniversario de los hechos, una sola interpretación: la versión que ofreció, en su día, el Ministerio de Interior.
ETA ya acusó entonces a la policía de lo sucedido y los etarras condenados, años más tarde, por su presunta participación en el atentado, se negaron a declarar en el juicio, aduciendo que los «verdaderos responsables policiales de la masacre no estaban sentados en el banquillo» y haciendo una mención especial al Jefe de la Policía de Barcelona y la Fiscal General del Estado de entonces.


A pesar de la ocultación del hecho, unas 25 víctimas se personaron como acusación popular frente al Estado, haciéndole responsable de la masacre ante la Justicia ordinaria, la cual, con hechos incontrovertibles en la mano como los que acabamos de relatar, tuvo que emitir una sentencia condenatoria, a través de la Audiencia Nacional (Sala de lo Contencioso Administrativo), en 1993, contra el Estado español, por «negligencia» (puro eufemismo), en la que incluso se afirma que «no se hizo absolutamente nada para intentar el desalojo e impedir que público y vehículos siguiesen entrando y saliendo»…


El atentado de Hipercor constituyó, por tanto, con toda evidencia, un crimen de Estado, idóneo, por sus consecuencias, desde el punto de vista político, dado el contexto que atravesaba la lucha antiterrorista, particularmente, en Cataluña. Por un lado, días antes de la explosión, Herri Batasuna había alcanzado una cifra histórica, cercana a los 50.000 votos en Cataluña, con motivo de las elecciones europeas. A ojos de las autoridades españolas y de los partidos catalanes de retórica nacionalista o falsamente independentista, este hecho suponía, como es lógico, un refuerzo en cuanto a la simpatía y apoyo social del independentismo verdaderamente revolucionario, (Terra Lliure, que seguía su ejemplo, aún existía), que amenazaba su línea de fortalecimiento o sostén crítico del Estado español, respectivamente. A los pocos días de Hipercor, Esquerra Republicana afirmaba que los catalanes no podían votar más a Herri Batasuna, sino que debían votar a «partidos nacionales» y Josep Lluís Carod-Rovira, hoy significado dirigente de la formación, no dudó, ni un momento, en utilizar los muertos de Hipercor para atacar miserable y demagógicamente al movimiento independentista vasco: «Cincuenta mil catalanes han dado sostén con su voto para que la Alternativa KAS llegase a Estrasburgo. En ningún sitio, por tanto, fuera de vuestro país, no tenéis, como aquí, tanta simpatía y complicidad. Pero vosotros habéis respondido a nuestra histórica y pacífica solidaridad con vuestra agresión»…


Por otra parte, ningún gobierno de España había conseguido, hasta la fecha, adhesión masiva a manifestación antiterrorista alguna que englobara al conjunto del nacionalismo catalán y a los grandes sindicatos en Cataluña, en unión sagrada con el resto de fuerzas “españolas”. Con Hipercor se consiguió holgadamente. El 22 de junio de 1987, cientos de miles de personas, en su mayor parte proletarios, salían a la calle con todo tipo de pancartas «Contra la violencia», «Contra ETA» y «Contra Herri Batasuna».


Esto por lo que hace a las consecuencias políticas del crimen de Estado que fue, que es, en realidad, el caso Hipercor. De lo que se trata, a continuación, para nosotros, es de entresacar las lecciones revolucionarias que, para los comunistas, se derivaban de tales actos.
Está perfectamente claro, contra los intentos de la propaganda burguesa por hacernos creer lo contrario, que ETA, dando por hecho que la policía desalojaría la zona, no pretendía que se produjeran víctimas en el atentado. Pero, al margen de ello, tenemos que decir que está ya inscrito en el código genético de la propia actividad armada de grupos pequeñoburgueses minoritarios, de tipo “terrorista”, que tarde o temprano, por su propia naturaleza de actos sostenidos y llevados a cabo al margen de la lucha proletaria, acaben convertidos fácilmente en pasto para la provocación policial.


ETA no quería atentar contra trabajadores, pero al colocar la bomba en Hipercor, dejó al Estado las manos libres para hacerle cargar a sus espaldas con un sambenito de “asesinos de trabajadores”, sambenito que, por cierto, tan oportunista como impúdicamente, repiten, cual loros amaestrados, las sectas ultraizquierdistas de nuestros días.


La organización independentista armada comprendió las consecuencias de la provocación policial (casos similares se han dado, por ejemplo, con el IRA irlandés) y asumió como un “error” lo sucedido, dejando de cometer atentados en grandes superficies o zonas abrumadoramente frecuentadas por la clase trabajadora. Sin embargo, por la naturaleza misma de la lucha armada pequeñoburguesa (la policía y las hordas paramilitares al servicio del Estado han colocado, en numerosas ocasiones, artefactos explosivos para atribuírselos a ETA), y como ha sido confirmado recientemente con el caso del aeropuerto de Barajas, es esa misma actividad la que, finalmente, posibilita que tal utilización se siga produciendo.


Es sabido. Históricamente el movimiento comunista ha usado y está llamado a usar la violencia armada, pero no para someter la acción del proletariado revolucionario a la de comandos militares de ningún tipo, sino para tomar el poder y afrontar, con todos los medios al alcance, la guerra civil contra la clase capitalista.
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Sumarios de Anticapitalismo rojo

Núm. 12 (15.06.2007)
Ø Fin de la tregua de ETA: Hipocresía y debilidad del Estado capitalista español
Ø ¿Vuelve el anticapitalismo negro?… El tiempo de las contracumbres ha caducado
Ø Tribuna anticapitalista: A propósito de la propuesta de una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes… El Partido y el movimiento proletario de masas
Núm. 11 (01.06.2007)
Ø Elecciones burguesas y anticapitalismo
Ø Al Fatah: Así se lucha contra un pueblo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Para defender consecuentemente a los trabajadores inmigrantes hace falta una organización consecuentemente anticapitalista
Núm. 10 (15.05.2007)
Ø ¡Atención a Francia!
Ø Tesis. La cuestión saharaui y los proletariados marroquí y español
Ø ¿Por qué hay que defender, quién defiende y quién no a Núria Pórtulas?…
Núm. 9 (01.05.2007)
Ø Las elecciones francesas señalan el curso
Ø 1 de mayo: ¿manifestaciones anticapitalistas?…
Ø Tras los atentados de Al-Qaeda en el Magreb… Declaración de Anticapitalismo rojo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Continúa el debate
Núm. 8 (15.04.2007)
Ø A los 50 años de su fundación… Crisis agónica de la UE
Ø Metro de París: nueva irrupción del anticapitalismo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Una reflexión marxista
Núm. 7 (31.03.2007)
Ø La caída de las Bolsas anuncia el crash que se acerca
Ø Irak: cuatro años de ocupación… La guerra, la paz y los proletarios del mundo
Ø ¿China capitalista?… ¿Cuándo dejó de serlo?…
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Se inicia el debate… Nos escribe un compañero inmigrante
Núm. 6 (15.03.2007)
Ø Italia: el nauseabundo olor del fascismo
Ø De Juana, excarcelado: una victoria revolucionaria
Ø Tribuna anticapitalista: Carta abierta por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes
Núm. 5 (31.03.2007)
Ø Encuentro del Fórum Social en Nairobi
Ø Siete tesis marxistas sobre Kosovo
Ø Tribuna anticapitalista: un saludo, una propuesta
Núm. 4 (15.02.2007)
Ø ¿«Por una vivienda digna»?… ¡Asambleas anticapitalistas por el acceso a la vivienda!
Ø La revolución comunista de mañana y los países no avanzados. (I…) Un trabajo necesario
Ø Biblioteca roja. Anti-Negri. Libro Primero. El padre filosófico del nazismo, Friedrich Nietzsche, y su amigo “anticapitalista” Antonio Negri
Núm. 3 (31.01.2007)
Ø Tras el asesinato de Estado de Barajas: ¿A dónde va la cuestión vasca?…
Ø Anarquismo y comunismo
Ø Biblioteca roja. Anarquismo y comunismo. Ayer y hoy
Ø Diferencias entre el anarquismo y el comunismo
Núm. 2 (15.01.2007)
Ø Contra el engaño de «la paz» en Palestina ¡Adelante con la guerra revolucionaria!
Ø Entrevista con I. Rodas: ¿Para qué un Anti-Negri?…
Ø Memoria roja: El asesinato de Rosa Luxemburg
Núm. 1 (01.01.2007)
Ø El nuevo anticapitalismo. Vive les casseurs!
Ø ¿Adónde va la guerra de Irak y por qué nos importa a los anticapitalistas?…
Ø Movimiento okupa. Entre el reformismo y el anticapitalismo
Ø Hemos leído… Anti-Negri. Libro Primero. Crítica de la filosofía y la economía críticas