viernes, 16 de noviembre de 2007

ANTICAPITALISMO ROJO Nº 20

El Rey de España, Juan Carlos I, perdiendo los nervios minutos antes de abandonar la Cumbre Iberoamericana.

S U M A R I O

Editorial
SE AGUDIZA LA CRISIS DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA

¡CEUTA Y MELILLA PARA MARRUECOS!

90 años de la Revolución rusa
EL ANTICAPITALISMO Y LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
─Entrevista con Ignacio Rodas, autor de
El movimiento anticapitalista y el Estado y
La gran mentira. Respuesta al Libro negro del comunismo─

---------------------------------------------------------------------------------------

Editorial

SE AGUDIZA LA CRISIS DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA

El reciente incidente diplomático en la XVII Cumbre Iberoamericana, del que todos los medios de comunicación han difundido el cruce de palabras entre Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno Español, Hugo Chávez, presidente de Venezuela, y el Rey de España, expresa, de forma condensada, cuanto menos, dos elementos de la situación política internacional y un tercero, no menos importante, que han sido completamente ignorados ─como, por otra parte, es habitual─ tanto por la prensa oficial como por la alternativa, que sirve de crítica oportunista de la anterior…



Sin lugar a dudas, los ataques directos, más o menos diplomáticos, como en el caso de Argentina, o abiertos, como el de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y Chávez a la actividad de las empresas españolas o a la actitud de sus Gobiernos y representantes respecto a América Latina, son el síntoma de que la crisis del orden imperialista patrocinado por Washington ─incapaz de salir al paso del creciente desplante de su patio trasero─ es tan patente que el populismo de retórica antiimperialista se siente lo suficientemente fuerte como para empezar a atacar, en público, ante los delegados de éste, al segundo imperialismo en la zona ─histórica potencia colonial─ que es España.
El segundo elemento a considerar es, obviamente, la pérdida de nervios del monarca español, Juan Carlos, cuando, sin poder seguir mordiéndose un solo minuto más lo labios, espetó el famoso «¿Por qué no te callas?» al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, atestiguando con su comportamiento el deterioro imparable a la que está sometida actualmente la institución monárquica española…
Que el Jefe del Estado perdiera los papeles, primero con semejante salida de tono, impropia de su papel diplomático y honorífico, en la cumbre, y que, posteriormente, abandonara el Pleno durante la intervención de Daniel Ortega, en el momento preciso en el que éste criticaba con dureza a las autoridades españolas por su pasividad ante el caso Unión Fenosa (eléctrica española que, a pesar de la posición monopolista que disfruta en Nicaragua, incumple reiteradamente los acuerdos para extender su red y acabar con el desabastecimiento eléctrico) tienen una explicación política que brota, meses atrás, en el mismo Estado español.
Durante los últimos meses, como venimos subrayando en Anticapitalismo rojo, se asiste en España a un progresivo desgaste y puesta en cuestión de la monarquía desde numerosos ámbitos (polémica desatada por las caricaturas de El Jueves, críticas explosivas de relevantes políticos catalanes y vascos al Rey, quema de fotos en Cataluña, petición de abdicación desde la COPE, críticas asimismo por la visita –forzada—de los monarcas a Ceuta y Melilla realizadas por Marruecos…) que han empezado a exasperar al propio Jefe del Estado, tal y como se ha filtrado en diversos medios, del que se dice que «se siente molesto»…



Así pues, sólo le quedaba al Monarca tener que oír en la cumbre latinoamericana de la boca de Néstor Kirschner que la mediación que el Borbón había realizado, semanas atrás, con motivo del contencioso argentino-uruguayo de las Papeleras, «había sido inútil» para estallar durante la intervención de Chávez y, posteriormente, abandonar la sala, desairado, en el momento en que Ortega le miraba fijamente a los ojos criticando la actitud de Unión Fenosa en Nicaragua, asunto en el que el Rey también había intervenido como mediador…



Está muy claro que Su Majestad ha estado muy bien acostumbrado a no recibir crítica alguna, ni severa ni suave, durante décadas, por parte de políticos, medios de comunicación, instituciones y gobernantes que, desde la transición hasta hoy, no han dudado en mostrar, hacia su persona, una adulación sin límites. Así pues, ante el deterioro imparable del consenso entre las distintas fracciones de la burguesía española, establecido en los años 70, del que aún hoy vive España ─el que impuso, a fin de cuentas, la monarquía─, la pieza clave que simbolizaba la unidad de todo el Estado se tambalea y es crecientemente atacada.



La imagen dada por el Monarca, lejos de “salvar la cara a España”, como se ha dicho desde la oposición, o de “intentar hacer oír la voz del Gobierno”, tal como se ha apuntado desde el Ejecutivo, denota la erosión acelerada que sufre la monarquía española ─el último capítulo, objeto ahora de renovada mofa popular, es el anuncio de la separación de los Duques de Lugo, del que algunos medios afirman que llega en un momento «inoportuno»─ , escenificada en la pérdida de nervios del señor Juan Carlos.



Por otro lado, la intervención de Rodríguez Zapatero, saliendo al paso de las palabras de Chávez, da una buena medida de la hipocresía que caracteriza al mismo cretinismo democrático que ha sostenido y sostiene, hasta la fecha, a la monarquía española. Los hechos son elocuentes. Cuando el presidente de Venezuela acusa de «fascista» a Aznar por el apoyo de éste al fallido golpe de Estado, auspiciado por EE UU, contra Chávez, en 2002 ─hecho probado y denunciado hasta por el mismo ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que, para más inri, se encontraba presente en el acto─, Zapatero sale en defensa del anterior presidente español pidiendo…¡“respeto por las formas”!



¿No es evidente, nos quiere decir el democretinismo burgués ─en este caso, de una potencia imperialista─ que hay que considerar como mucho más grave y escandaloso el insulto a un «compatriota» (tal como calificó Zapatero a Aznar al día siguiente) que el hecho de que éste se haya inmiscuido, desde el Gobierno, en la soberanía de otro Estado (más débil) para secundar un golpe de Estado? ¿No es una ofensa intolerable que el presidente de un Gobierno populista de Latinoamérica llame «fascista» a un ex presidente español cuando lo aceptado como normal es lo inverso, que este último no cese de tildar, durante su mandato, al anterior de «dictador», «violador de los derechos humanos», «genocida», etc. sin que nadie exija públicamente rectificación por ello?



Pero el techo del cretinismo democrático no se detiene ahí. Acostumbrado a presentar las elecciones como medicina contra todo mal, al salir en defensa de Aznar, Zapatero contesta que éste «fue elegido democráticamente por los españoles»… Un argumento que acabó por recibir los aplausos, igualmente cretinos, de todo el auditorio congregado, al que no se le pasó por la cabeza, ni por un momento, pensar que los dos únicos fascistas de la historia que han accedido a gobernar (Hitler y Mussolini) lo hicieron precisamente así, tras haber sido elegidos, democráticamente, en sus respectivos Estados.



Ahora bien, frente al democretinismo reaccionario de las autoridades españolas, el populismo reformista, igualmente burgués, de Chávez y Ortega, no sólo no contribuye a aclarar cuál es la naturaleza real del fascismo, al tapar con el calificativo de «fascista» los trapos sucios de las democracias capitalistas que instigan y secundan golpes como el que apoyaba Aznar, sino que revela, en crisis como ésta, el tipo de “antiimperialismo” reaccionario al que sirve su calculado discurso. Prueba de ello es que las soflamas intermitentes de ataques contra líderes de los Estados del Norte, lanzadas por estos nuevos apóstoles del “socialismo” a lo Jesucristo, no se usan para poner en cuestión el orden imperialista internacional, ni para llamar a la lucha contra el mismo, ni, mucho menos, para llamar a destruir el capitalismo mundial que sirve de base al actual estado de cosas. Nada de eso.



El principal objetivo de la retórica populista, que se viste de antiimperialista ─no hay más que ver las disculpas de Ortega y del propio Chávez, ante el rey español, tras el cruce de declaraciones, arguyendo que su intención no era la de «ofender» (a los imperialistas, añadamos), para constatar la calidad de dichos ropajes─, es presionar sobre los imperialismos, estadounidense y español, en este caso ─y dependiendo, oportunistamente, en todo momento, del estado de ánimo de sus propias masas─, para que EE UU, España, o quien sea, les conceda un mayor margen en la explotación de sus propios recursos, lo que incluye, indefectiblemente, como regímenes burgueses que son, una explotación de mucha mayor cuantía de su propio proletariado.



Venezuela, por ejemplo, sin ser un Estado capitalista avanzado, cuenta, sin embargo, con un proletariado lo suficientemente numeroso y bien organizado como para cargar sobre sus espaldas la tarea de producir intensamente la mercancía estrella ─el petróleo─ que permite al Estado sudamericano contrarrestar su falta de competitividad empresarial e incluso subvencionar al resto de Gobiernos populistas de la región.
Es por eso, entre otras cosas, que Chávez oculta, ante los propios explotados venezolanos, su condición de jefe de los capitalistas “bolivarianos”. Y lo hace culpando, en todo momento, y por doquier, a las empresas foráneas ─curiosamente, el sector petrolífero está en manos del Estado─, como causantes de la miseria y explotación que sufren aquéllos…
Pero, para nosotros, bien que no cesemos de denunciar la realidad capitalista y reaccionaria del populismo chavista, castrista, moralista, etc., mucho más importante, a tenor de este incidente, es constatar las dificultades crecientes que encuentran los Estados imperialistas del Norte, ahí donde precisamente se concentran los mayores contingentes proletarios del globo ─y, en consecuencia, la vanguardia comunista─ , para imponer sus planes imperiales y saber leer, en lo que tiene de sintomático cada una de estas “anécdotas” diplomáticas, los nuevos puntos de inflexión de la situación…



En este sentido, lo más relevante es que la XVII Cumbre Iberoamericana, sin duda, pasará a los anales como el testimonio de que la crisis de la monarquía española no deja de agravarse como muestra del precario entendimiento existente entre las distintas fuerzas de la burguesía española al respecto de un Estado que se resquebraja, paso a paso, por los cuatro costados, en paralelo a la pérdida de nervios del Monarca. Aprovechar revolucionariamente esta realidad es nuestro cometido.


---------------------------------------------------------------------------------------
ANTICAPITALISMO ROJO no es un órgano de opinión. Es un arma de lucha, un instrumento de organización propia de los proletarios, un medio de reunión de la vanguardia revolucionaria, consecuente, del anticapitalismo.

Para destruir al sistema y sus Estados, para derrotar al reformismo que los defiende:

¡Escríbenos y contacta con nosotros!
anticapitalismorojo@hotmail.com
---------------------------------------------------------------------------------------


¡CEUTA Y MELILLA, PARA MARRUECOS!

La reciente visita del Rey Juan Carlos a Ceuta y Melilla ─la primera que efectúa un Jefe del Estado español desde el viaje que, en 1927, hiciera el abuelo del Rey, Alfonso XIII, a Ceuta, con la excusa de inaugurar la sede del Ayuntamiento─ sólo puede ser entendida, por supuesto, en clave interna, en tanto que acto de reafirmación de la, cada vez más cuestionada, unidad imperialista de España de la que la Corona, como Mando Supremo del Ejército, es garante. Puesto que, a tal efecto, las visitas que realmente hubiera correspondido hacer al Rey ─a Catalunya, en señal de desagravio por la quema de sus fotos; a Euskadi, en señal de prohibición del referéndum convocado para el próximo año─ se presentaban mucho más conflictivas, Ceuta y Melilla acabaron transformándose en el destino viajero del Monarca.



Sin embargo, más allá de la lectura que estas visitas tienen en el cuadro actual de la crisis desatada de la Monarquía española, detentan también un contenido objetivo en el plano del imperialismo español sobre el Norte de África y, más en concreto, sobre Marruecos.
Tanto Ceuta como Melilla son «plazas de soberanía» sobre las que España no puede presentar otra razón histórica de pertenencia que el «derecho de conquista». Son restos que quedan del engañoso proceso descolonizador mediante el cual, en 1956, las potencias imperialistas ocupantes (Francia y España) ─convencidas, al fin, de la imposibilidad de mantener sus fuerzas militares en la zona─ pactaron con la burguesía marroquí, representada por la dinastía alauita, el mantenimiento del reaccionario orden imperialista en el Magreb. Su ocupación, por España, merece ser, pues, condenada incondicionalmente por no importa qué proletario consciente, por no importa qué anticapitalista avanzado, en tanto que reminiscencia de la sangrienta opresión secular desplegada por España contra los pueblos norteafricanos.



Su devolución a Marruecos en nada refuerza a la monarquía marroquí. En particular, en el cuadro internacional vigente, de eclosión y desarrollo acelerados, a partir del 11 de septiembre de 2001, de los movimientos antiimperialistas en los países sojuzgados del planeta, la devolución de Ceuta y Melilla a Marruecos, en tanto que rompería el status quo reinante, echaría leña al fuego del movimiento islámico, antiimperialista, que ya sube en el país, dificultando, además, gravemente, el mantenimiento de la opresión, por Marruecos, del pueblo saharaui.
Pero, sobre todo, esa devolución, supondría ─en particular, en las actuales condiciones de declarada puesta en tela de juicio de la unidad de España por parte de las naciones oprimidas por ésta─ una innegable derrota del Estado español, de la patria imperialista española. Pondría en evidencia, a ojos vistas, ante las masas, la debilidad estructural de la Monarquía de Juan Carlos, la precariedad sobre la que asienta su poder ese Estado capitalista avanzado, cárcel de naciones, que es España.
Así describía la prensa la reciente visita del rey a Melilla, «un calco deliberado de la que los monarcas realizaron el día anterior a Ceuta»:

Desde el balcón del Ayuntamiento, los Reyes saludaron a la multitud que coreaba sus nombres y agitaba banderas nacionales. La Plaza de España, donde se halla el Consistorio, es un recinto circular en el que abundan rastros de memoria histórica. En el centro se levanta un monumento a los muertos en las campañas militares del Rif, y en la avenida principal, que precisamente lleva el nombre del monarca, hay un monumento a los caídos en la Guerra Civil. Detrás del Ayuntamiento, a la entrada del puerto, se halla la estatua erigida al joven comandante Francisco Franco (El País, 07.11.2007, p. 13).

Fervor en la agitación de «banderas nacionales» españolas, bajo la inspiración del ejército imperialista que ocupó, a sangre y fuego, Marruecos, antes de tener que abandonar el país; bajo el amparo de los caídos «¡Por Dios y por España!» en la Guerra Civil, en honor del dictador Francisco Franco, bajo la asfixiante presencia cotidiana de las bandas asesinas de trabajadores de la Legión Española… ¿qué puede esperar, por ende, el proletariado español de esas «plazas de soberanía», si no que se constituyan, de nuevo, como ya ocurrió en 1936, en sendas plataformas para la acción militar contra él con motivo de cualquier nuevo levantamiento social que tenga lugar en la Península?...
¡Ceuta y Melilla, para Marruecos! ¡Abajo las monarquías española y marroquí! ¡Abajo el capitalismo y la opresión de los pueblos! ¡Viva la unidad revolucionaria de los trabajadores marroquíes y españoles!; tales son las consignas, sobre el asunto, que corresponde alzar al proletariado revolucionario y, en primer lugar, a los proletarios conscientes de la nación opresora, España.
I. Sánchez


---------------------------------------------------------------------------------------
Una obra del Partido revolucionario contra el Partido reformista…

Ignacio Rodas
ANTI-NEGRI

Libro Primero
Crítica de la filosofía y la economía críticas

Libro Segundo
Crítica de la política crítica
Política reformista y política revolucionaria
(o reformar el Estado burgués o destruir el Estado burgués)
Para más información y pedidos:
www.edicionescurso.com
edcurso@edicionescurso.com


---------------------------------------------------------------------------------------

90 años de la Revolución Rusa
EL ANTICAPITALISMO Y LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
─Entrevista con Ignacio Rodas, autor de
El movimiento anticapitalista y el Estado y
La gran mentira. Respuesta al Libro negro del comunismo─

Durante estos días se ha conmemorado el 90º aniversario de la revolución rusa de 1917, que, elevando al poder a los Soviets de Obreros, Soldados y Campesinos, prologó el estallido, a escala internacional, de la revolución comunista que protagonizaría la escena desde 1918 hasta la primera mitad de la década siguiente. Anticapitalismo rojo, en tanto que expresión de la vanguardia histórica contemporánea de la clase explotada, ha querido considerar la vigencia de tal hecho histórico desde un punto de vista en concreto; a saber, en su relación con el movimiento proletario característico de nuestro tiempo, el anticapitalismo.
A tal efecto, hemos entrevistado a Ignacio Rodas, autor, entre otros, de los libros El movimiento anticapitalista y el Estado y La gran mentira. Respuesta al Libro negro del comunismo…

Anticapitalismo rojo
Por supuesto, nadie en su sano juicio puede negar la importancia de un acontecimiento como es la Revolución Rusa de Octubre. Ahora bien, durante estos 90 años transcurridos muchas cosas han cambiado. El mismo sujeto decisivo de esa revolución, el proletariado, se ha transformado, indudablemente, de forma espectacular…



Ignacio Rodas
Eso es innegable: la clase obrera que, por entonces, constituía la forma de existencia del proletariado, se bate, en nuestros días, en franca retirada de la realidad social de los países avanzados, a resultas de la irrupción de la revolución productiva telemática de nuestro tiempo. No en vano, ésta precisa, para su desarrollo, de una fuerza de trabajo proletaria, con tendencia a reducirse en número, a la vez que ultraespecializada y altísimamente cualificada, pero sobreexplotada y precarizada como jamás antes. Podemos decir, en consecuencia, con plena justificación, que los explotados de hoy tienden a devenir, más que nunca, la quintaesencia de aquel proletariado, sujeto social del comunismo, divisado, ya en su día, por Marx y Engels, que no tenía ni tiene otra cosa que perder que sus cadenas…

Anticapitalismo rojo
Bien, admitamos que esto es así, que, como tú explicas en tus libros, los “sin” de ahora ─sin empleo, sin trabajo fijo, sin coberturas sociales, sin vivienda, sin derechos, sin voz, sin garantía alguna de supervivencia, sin perspectiva de futuro bajo el sistema…─ constituyen el sector característico y dinamizador del proletariado contemporáneo. Incluso así, tendrás que convenir con nosotros en que su movimiento social propio, el anticapitalismo, no se interesa gran cosa por los hechos del pasado…

Ignacio Rodas
Es cierto, el anticapitalismo actual no tiene interés en hacer suyas las lecciones revolucionarias del pasado. Yo diría más que eso…, diría que no lo tiene ni lo puede tener. Esto es completamente normal. Se trata de un movimiento de resistencia de la juventud de la clase explotada, de un movimiento de defensa que, si por las trazas particulares de la vigente revolución productiva, que empujan hacia la marginación a los jóvenes proletarios en lugar de incorporarles, como hacía antes el taylorismo, a la cadena de producción del trabajo asalariado, levanta como reivindicación mínima la negación del capitalismo, no por ello se halla ni se hallará en condiciones de poner sobre el tapete la vía revolucionaria, específicamente inédita, a través de la cual la revolución comunista de mañana hará efectivo ese cambio de sociedad. Lo que quiero decir es que a la masa anticapitalista, a diferencia de los politizados antiglobalizadores, pequeñoburgueses, comprometidos con la reforma del sistema, ni la mueve ni la moverá la ideología. En cualquiera de sus expresiones, los anticapitalistas salen a la calle y actúan, como pueden, contra el capitalismo, por necesidad, tal como siempre han hecho las masas proletarias; al igual que, ahora hace 90 años, se lanzaron al asalto del cielo por necesidad las masas obreras y campesinas rusas, devenidas revolucionarias, a la postre, como única alternativa que les restaba para tratar de salir, a todo precio, del hambre, la miseria y la muerte (la guerra) en los que las había sumido, primero, el zarismo, y, acto seguido, la democracia burguesa instaurada por los partidos reformistas. La realidad es que la masa de la clase trabajadora ─dadas las condiciones de incultura y el embrutecimiento que le impone el capital; dado el abrumador control que, mientras el capitalismo siga en pie, ejerce y ejercerá la clase dominante sobre el grueso de los medios de comunicación─ jamás podrá determinar su acción por lecciones históricas de ningún tipo.
Mas eso no quita que esa masa proletaria ─en concreto, el anticapitalismo─ esté destinada a generar, al hilo de la maduración social de las condiciones objetivas de la nueva revolución, una nueva vanguardia, un nuevo destacamento de anticapitalistas consecuentes, revolucionarios, dispuestos a conseguir que el conjunto de los explotados hagan valer, de su mano, las lecciones legadas por las anteriores batallas entre las clases. Sólo puede entenderse el propio Anticapitalismo rojo que se publica en este sentido, en tanto que animador de este proceso, en curso, de cristalización de una nueva vanguardia anticapitalista, vale decir, proletaria, armada con el bagaje histórico de esa ciencia social revolucionaria que esclarece el camino real de la revolución comunista, el marxismo. Es para la formación y capacitación de esta vanguardia como Estado Mayor del proletariado revolucionario de mañana que se hace imprescindible adquirir la inteligencia de las enseñanzas históricas del pasado y, entre ellas, de forma destacadísima, de la naturaleza y lecciones de la Revolución de Octubre.

Anticapitalismo rojo
A propósito de esta naturaleza, en tu libro La gran mentira. Respuesta al Libro negro del comunismo, nos hablas de dicha revolución como de una revolución «obrera y campesina», y, por tanto, «interclasista», «burguesa», bien que dirigida, bajo el Partido de Lenin, por el proletariado en función de los intereses de la «revolución comunista mundial». Cuando escribiste eso, en 2001, tales planteamientos eran prácticamente desconocidos, pero, en los últimos años, han ido apareciendo ciertos historiadores burgueses que, en la línea, por poner el último ejemplo, de Moshe Lewin, en su libro El siglo soviético, publicado en 2006, reconocen que en la Rusia de entonces «el socialismo era imposible». ¿Qué relación tiene la clarificación de esta naturaleza de la Revolución Rusa con el proceso del que nos has hablado de formación de la nueva vanguardia proletaria revolucionaria, anticapitalista roja, de cuyo servicio precisará, para triunfar, la próxima revolución?...



Ignacio Rodas
Está bien esta calificación que utilizas, «anticapitalista roja», para designar lo que será la vanguardia proletaria de la nueva revolución…
Respondiendo a la pregunta, me alegro de que, aunque tan sólo sea para tratar de castrar la vigencia de su contenido revolucionario, toda una serie de intelectuales burgueses se vean obligados a admitir, lo que, no yo, sino, muchísimo antes, Marx, Engels y Lenin ─tal como demuestro inapelablemente en el libro al que te has referido, La gran mentira. Respuesta al Libro negro del comunismo─, señalaron repetidamente en su día; a saber, que la revolución al orden del día en la Rusia zarista no era otra que la burguesa (basada ineludiblemente en la alianza entre la clase obrera y el campesinado) y que, como país atrasado que era, Rusia sólo podría acceder al socialismo sobre la base del «triunfo previo de la revolución comunista internacional». Efectivamente ─esto empieza ya a ser vox populi─ la teoría de la «edificación del socialismo en un solo país», impuesta por Stalin tras la muerte de Lenin, como el citado Moshe Lewin entre otros muchos ya reconoce, estaba «fundada en premisas que nada tienen que ver con el bolchevismo», ni con el marxismo, más en general, cabría añadir…
Dicho esto, la importancia, para la cohesión de la vanguardia revolucionaria de mañana del proletariado, de un balance comunista que empiece por asentar esta realidad ─el carácter burgués, en todo momento, más allá de su dirección política y de la clase que detentaba, en ella, el poder (el proletariado) de la Rusia revolucionaria─ es sencillamente crucial. Constituye un punto de ruptura clave con la totalidad de la izquierda y extrema izquierda burguesas que, de una u otra forma ─desde el estalinismo al trotsquismo, pasando por el maoísmo y no importa qué otra rama del radicalismo burgués─ siguen presentando, en beneficio objetivo del capitalismo, aquella Rusia, atrozmente atrasada, bien como «socialista», bien, al menos, como «no capitalista».
Por supuesto, como decíamos antes, al conjunto del anticapitalismo de hoy, estas polémicas le son completamente ajenas. Pero, ¡atención!, como los hechos también demuestran, eso no significa que los compañeros anticapitalistas, incluso los avanzados en términos de conciencia política, las hayan superado. Lo que ocurre, más bien, lamentablemente, es que todavía les vienen grandes. Prueba de ello es que, aún hoy, toda una serie de fuerzas y tendencias reformistas ─en realidad, antiglobalizadoras y burguesas hasta la médula─ pueden continuar presentándose impunemente, a diestro y siniestro, como «anticapitalistas», a cubierto de sus formas radicales, ¡mientras siguen chapoteando de cuatro patas en el pútrido pantano ideológico de la supuesta URSS «socialista» o «no capitalista» inventada por Stalin para encubrir el desarrollo contrarrevolucionario del capitalismo en ella y del imperialismo ruso a escala mundial! He tenido ocasión de ocuparme de ello en los dos libros de mi última obra ─El Anti-Negri─, dedicados a la crítica revolucionaria del reformismo radical de nuestros días. Bastaría con que los anticapitalistas avanzados hicieran valer este hecho ─quien defiende el mito de la «URSS socialista», presentando como «socialismo» o «comunismo» la explotación y represión reaccionarias de las masas proletarias, así como la opresión de los pueblos, no puede ser, por supuesto, amigo del proletariado ni del anticapitalismo, sino todo lo contrario, el peor de sus enemigos─ para desenmascarar a cuanto reformista oculto obra por la dispersión y liquidación del movimiento. La audiencia o, como mínimo, tolerancia, todavía encontradas por “anticapitalistas” tramposos, al estilo del citado Antonio Negri, en los aledaños de las filas antisistema, así como la influencia que, a escala internacional, aún ejercen sobre las capas más politizadas de la juventud trabajadora, corrientes reformistas radicales que, como la de la Autonomía, de Negri, siguen atadas a considerar a la URSS de Stalin, a la China de Mao y a otros países como «socialistas», hablan, por sí solas, de la necesidad que tendrá la vanguardia anticapitalista roja de mañana de hacer suyo un auténtico balance revolucionario de la Revolución de Octubre.

Anticapitalismo rojo
Y de ese balance, ¿qué elementos destacarías por su vigencia para el anticapitalismo?...
Ignacio Rodas
Nos extenderíamos demasiado tratando de explicarlos, así que únicamente te indicaré los que, ahora mismo, me vienen a la cabeza…
En primer lugar, la lucha contra la democracia burguesa, capitalista. Es evidente que constituye un elemento identificador del anticapitalismo contemporáneo, puesto que éste, no en vano, se alza, en los países del centro capitalista, contra Estados burgueses que, a día de la fecha, se conforman, todos ellos, como regímenes democráticos. Pues bien, históricamente, ¿ha alcanzado, en lugar alguno, en ningún otro momento, el movimiento de emancipación de la clase explotada un punto superior de destrucción de la engañosa democracia burguesa ─la dictadura del capital, a la hora de la verdad─, al de la disolución efectuada, en enero de 1918, a cargo de los Soviets de obreros, soldados y campesinos rusos, del Parlamento burgués, la Asamblea Constituyente, tras de que ésta no reconociera el poder soviético?...
En segundo lugar, yo destacaría la independencia de clase, como vía de lucha común, tanto del anticapitalismo contemporáneo como, en su día, de los Soviets revolucionarios rusos; no se olvide que, mientras que los anticapitalistas de hoy se reúnen y actúan al margen de toda fuerza reformista, de todo planteamiento ciudadano, los Soviets que hicieron realidad la Revolución de Octubre excluían de su seno a la clase dominante.
Podríamos hablar también del carácter mundial impreso a la Revolución Rusa por la dirección comunista que, con Lenin, marchó a su cabeza. Los comunistas revolucionarios rusos concebían la revolución rusa sólo como inicio de la revolución comunista mundial y entendían que su futuro dependía totalmente del de ésta. La Internacional Comunista de Lenin trabajaba precisamente en este sentido, el de unir a los proletarios por encima de las fronteras, y este vector se ha hallado igualmente presente, desde su mismo surgimiento, en el anticapitalismo de nuestros días, que siempre se ha reconocido a sí mismo como un solo movimiento mundial en lucha contra el capitalismo.
Y ligado, con esto último, yo destacaría, asimismo, la defensa incondicional de los pueblos sometidos por el imperialismo, que llevó adelante, en función de los intereses revolucionarios del proletariado mundial, la Revolución de Octubre. Aunque a este respecto de la opresión nacional exista todavía una gran confusión entre los anticapitalistas de hoy, ¿cuál de ellos fue capaz de dejar de celebrar, en su fuero interno, atentados antiimperialistas revolucionarios como los del 11 de septiembre de 2001?...
Para acabar, otra de las lecciones fundamentales que nos reporta la Revolución Rusa es la de la necesidad del Partido Comunista. Ninguna crítica realizada al respecto de los hechos, por incompatible que sea con el comunismo, ha podido ni podrá borrar esta realidad flagrante: si las masas trabajadoras rusas obtuvieron, en su momento, la gran victoria revolucionaria de Octubre de 1917, fue gracias, entre otros factores insustituibles, a que marcharon, unidas, bajo la dirección del Partido de Lenin. Sin él ─es la pura evidencia─ jamás hubieran podido derrotar al Estado capitalista ni levantar su propio poder soviético, reconocido, al principio, no se nos olvide, incluso por el conjunto del anarquismo ruso, cuyas figuras más destacadas no en vano formaban parte o apoyaban, en un principio, como Kropotkin, los Soviets.

Anticapitalismo rojo
¿Quisieras añadir algo más?



Ignacio Rodas
Sólo que el proletariado de siempre y su expresión actual, por excelencia, el anticapitalismo, no precisan de nadie para luchar contra el sistema. Lo hacen y lo harán de motu proprio, espontáneamente. El deber de los elementos concienciados, avanzados que, de una u otra manera, formamos parte de estos movimientos no puede ser, por tanto, disolvernos en esa espontaneidad, sino aportar, en cada momento, los elementos estratégicos y tácticos más adecuados para el avance de los explotados hacia su victoria revolucionaria final. El carácter específico de la revolución productiva de nuestro tiempo ─cada vez en contradicción más absoluta con la supervivencia social─ nos indica que el modo de producción capitalista y, con él, el conjunto del mundo burgués, ha entrado en su periodo terminal, agónico. Pero esta sentencia histórica precisa de que su sepulturero, el proletariado, active todas las armas a su alcance para hacerla realidad. El fundamento de estas armas de las que precisa la nueva revolución se encuentra inscrito en las experiencias de las revoluciones del pasado. Invito a todo anticapitalista verdaderamente comprometido con la causa histórica de los explotados a hacer suyas, por todos los medios a su alcance, dichas lecciones.

---------------------------------------------------------------------------------------
Balance marxista de la Revolución Rusa de Octubre de 1917

Ignacio Rodas
LA GRAN MENTIRA
Respuesta al Libro Negro del comunismo
Para más información y pedidos:
www.edicionescurso.com
edcurso@edicionescurso.com


---------------------------------------------------------------------------------------





Sumarios de Anticapitalismo rojo

Núm. 19 (01.11.2007) > Italia: la victoria de Veltroni, un nuevo paso hacia la emergencia del fascismo
Ø Los insufribles crímenes de la paz capitalista…
Israel, con el apoyo cómplice de todas las grandes potencias, masacra al pueblo palestino
Ø Balance comunista de la revolución alemana (12918-1923) (II)
Núm. 18 (15.10.2007) > La monarquía española, en cuestión
Ø Mesa redonda anticapitalista convocada por Anticapitalismo rojo:
El actual movimiento contra la monarquía española y el anticapitalismo revolucionario
Ø Balance comunista de la revolución alemana (12918-1923) (I)
Núm. 17 (01.10.2007) > De los atentados antiimperialistas del 11 de septiembre… Seis años
> ¿Por qué defendemos a Jaume Roura y al resto de patriotas catalanes represaliados?...
¿Por qué no suscribimos los llamamientos a que lo haga «la sociedad civil»?...
Ø Hemos visto… La revolta permanent (masacre de Vitoria, 3 de marzo de 1976). Un balance por realizar
Núm. 16 (15.09.2007) > Las “turbulencias” del capital y la miseria que viene
Ø Declaración de Anticapitalismo rojo con motivo de l’Onze de setembre:
La libertad de Catalunya no vendrá de ninguna Unidad Popular… ¡Vendrá de la revolución anticapitalista!
Nacionalistas revolucionarios, comunistas: trabajemos unidos para formar un Frente Anticapitalista Revolucionario
Ø Del Libro Segundo del Anti-Negri: Antonio Negri, cómplice de la opresión imperialista
Anticapitalismo roig (10.09.2007)
Ø Declaració: La llibertat de Catalunya no vindrà de cap Unitat Popular… Vindrà de la revolució anticapitalista!
Nacionalistes revolucionaris, comunistes: treballem plegats per formar un Front Anticapitalista Revolucionari
Núm. 15 (01.08.2007) > Dos guerras perdidas por el imperialismo. Pero Irak no es Vietnam…
Ø A propósito del escrito de Sánchez Teran, militante de Endavant. O con el estalinismo o con la «Defensa de la Terra»
Ø Carta de Can Masdeu al Tripartito. Hippismo es capitalismo
Núm. 14 (15.07.2007) > El curso de las cosas
Ø Declaración de Anticapitalismo rojo ¡Libertad para Arnaldo Otegi y todos los presos nacionalistas vascos!
Núm. 13 (01.07.2007) > Hamás arrolla en Gaza. ¡Viva la Palestina antiimperialista!
Ø Casseurs: del voto a la abstención en las elecciones francesas. A la espera del nuevo y mayor choque, lección de política anticapitalista
Ø ¡Dejad que los muertos descansen en paz! La Resistencia anticapitalista de 2001 y la de hoy
Ø Memoria anticapitalista. En el 20º aniversario de Hipercor… Mentiras y hechos de un crimen de Estado
Núm. 12 (15.06.2007) > Fin de la tregua de ETA: Hipocresía y debilidad del Estado capitalista español
Ø ¿Vuelve el anticapitalismo negro?… El tiempo de las contracumbres ha caducado
Ø Tribuna anticapitalista: A propósito de la propuesta de una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes… El Partido y el movimiento proletario de masas
Núm. 11 (01.06.2007) > Elecciones burguesas y anticapitalismo
Ø Al Fatah: Así se lucha contra un pueblo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Para defender consecuentemente a los trabajadores inmigrantes hace falta una organización consecuentemente anticapitalista
Núm. 10 (15.05.2007) > ¡Atención a Francia!
Ø Tesis. La cuestión saharaui y los proletariados marroquí y español
Ø ¿Por qué hay que defender, quién defiende y quién no a Núria Pórtulas?…
Núm. 9 (01.05.2007) > Las elecciones francesas señalan el curso
Ø 1 de mayo: ¿manifestaciones anticapitalistas?…
Ø Tras los atentados de Al-Qaeda en el Magreb… Declaración de Anticapitalismo rojo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Continúa el debate
Núm. 8 (15.04.2007) > A los 50 años de su fundación… Crisis agónica de la UE
Ø Metro de París: nueva irrupción del anticapitalismo
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Una reflexión marxista
Núm. 7 (31.03.2007) > La caída de las Bolsas anuncia el crash que se acerca
Ø Irak: cuatro años de ocupación… La guerra, la paz y los proletarios del mundo
Ø ¿China capitalista?… ¿Cuándo dejó de serlo?…
Ø Tribuna anticapitalista: ¿Por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes? Se inicia el debate… Nos escribe un compañero inmigrante
Núm. 6 (15.03.2007) > Italia: el nauseabundo olor del fascismo
Ø De Juana, excarcelado: una victoria revolucionaria
Ø Tribuna anticapitalista: Carta abierta por una Asociación Internacional de los Trabajadores Inmigrantes
Núm. 5 (31.03.2007) > Encuentro del Fórum Social en Nairobi
Ø Siete tesis marxistas sobre Kosovo
Ø Tribuna anticapitalista: un saludo, una propuesta

Núm. 4 (15.02.2007) > ¿«Por una vivienda digna»?… ¡Asambleas anticapitalistas por el acceso a la vivienda!
Ø La revolución comunista de mañana y los países no avanzados. (I…) Un trabajo necesario
Ø Biblioteca roja. Anti-Negri. Libro Primero. El padre filosófico del nazismo, Friedrich Nietzsche, y su amigo “anticapitalista” Antonio Negri
Núm. 3 (31.01.2007) > Tras el asesinato de Estado de Barajas: ¿A dónde va la cuestión vasca?…
Ø Anarquismo y comunismo
Ø Biblioteca roja. Anarquismo y comunismo. Ayer y hoy
Ø Diferencias entre el anarquismo y el comunismo
Núm. 2 (15.01.2007) > Contra el engaño de «la paz» en Palestina ¡Adelante con la guerra revolucionaria!
Ø Entrevista con I. Rodas: ¿Para qué un Anti-Negri?…
Ø Memoria roja: El asesinato de Rosa Luxemburg
Núm. 1 (01.01.2007) > El nuevo anticapitalismo. Vive les casseurs!
Ø ¿Adónde va la guerra de Irak y por qué nos importa a los anticapitalistas?…
Ø Movimiento okupa. Entre el reformismo y el anticapitalismo
Ø Hemos leído… Anti-Negri. Libro Primero. Crítica de la filosofía y la economía críticas

No hay comentarios: